Todo es un enorme rompecabezas. Y yo siento que mi cabeza ya está rota, que es demasiado tarde. Me siento tan tonta, tan inmensamente tonta. La vida parece estarme negando el derecho a amar. De repente y claro, por mi propia culpa, ese ser real y concreto del que me enamoré perdidamente es una realidad virtual, un recuerdo, una posibilidad. Hay demasiados condicionamientos que no puedo manejar...A veces la angustia de exisitir me pone frente a un abismo al que simplemente sé que no puedo, no debo saltar. Más que una simple depresión, algo tan inexplicable, desesperantemente inefable. Una visión aterrorizante, la incertidumbre, un futuro inconsistente, una cuerda floja casi suelta...Sentir como se apagan las emociones, como se ahogan las pasiones en un río de carencias inagotables, un río gris en vías de convertirse e un mar infinito. Es como si de repente mi vida estuviese en blanco y negro y el negro no fues más ese negro vivo, la unión de tantos colores, sino un negro gris, la ausencia de vida. Un corazón que ahora late como un vegetal...Es un vértigo de muerte. Una angustia a media voz. La ausencia del deseo. Un silencio inalterable. Un abandono sin perdón. Algo que nada ni nadie puede aliviar. El peso de estar viva sin una sola razón, sin más anhelos, sin más amor...
