martes, octubre 07, 2008

Reflexiones...

Nada mejor que el aburrimiento para ponerse a pensar. Más allá de los estados de ánimos está lo que hemos decidido cumplir, las metas para con nosotros mismos. Después de haber decidido encarar cualquier cosa con una actitud radicalmente positiva, con paciencia, esfuerzo y sobre todo perseverancia, resulta que uno se da cuenta de que finalmente las cosas no son tan fáciles, de que hay obstáculos mucho mayores a los imaginados, de que no es suficiente llamar al triunfo con una buena actitud para obtenerlo...
Entonces queda rendirse, claudicar y volver al círculo vicioso de siempre, el no creer en uno mismo, pensar que cualquier cosa que uno se proponga será imposible de lograr, volver al "¿para qué?" cotidiano que amarga la existencia. O queda volverse más fuerte, mediante el violento esfuerzo de trascender la decepción de uno mismo, la sensación de fracaso. Un esfuerzo que puede resultar doloroso pero cuyo fruto es a la larga mucho más duradero que aquel de simplemente pensar que todo va a estar bien. Aguantar lo que venga, aguantarse a uno mismo en esos momentos en que nada parece posible, en que todo pesa más que matrimonio, en que se siente que todo esfuerzo anterior fue inútil. Es muy fácil escribirlo, pero ponerlo en práctica es otra cosa...
No es nada fácil congeniar con aquella persona con la que hemos optado convivir, ir de la mano por este camino, esta búsqueda que es la vida, congeniar cotidianamente con esa persona con la que compartimos nuestro respirar día a día. Cada roce deja huellas profundas, que quedan grabadas en lo más profundo. Lo más difícil, y a la vez indispensable es recordar siempre el lema "no rendirse, no dejarse abatir", y en aquellos momentos en los que nos traiciona la cabeza y rendirse parece ser imposible de evadir, aguantar el dolor irracional para poder escuchar a la razón y volverse a levantar.
Pero hay que saber que pase lo que pasa en nuestro interior, en nuestro pensar y sentir, la vida sigue su curso, y en nombre del amor a la vida que es algo en todo mundo tan natural se debe saber que se trata de seguir viviendo, y hacerlo de la mejor manera posible. Por más que seamos jóvenes debemos recordar que sólo se vive una vez, y que probablemente rendirse nos dejes siempre en la cabeza y en el alma la duda de haber podido luchar, volvernos más fuertes y progresar, trascender las dificultades que hacen de los logros un tesoro muy valioso. Sea lo que sea no hay que olvidarse que se trata de respirar, se trata de caminar, se trata de que cada instante valga la pena...